Medio Oriente – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este martes un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Líbano. El cese al fuego, que entró en vigor este miércoles a las 4:00 hora local, busca poner fin a meses de enfrentamientos entre el ejército israelí y Hezbolá, permitiendo el retorno seguro de miles de desplazados.
El pacto fue facilitado por la intervención diplomática de Estados Unidos, comprometiendo a ambas partes a desescalar la violencia. En los próximos 60 días, Israel retirará gradualmente sus tropas del sur de Líbano, mientras que las naciones involucradas trabajarán en la aplicación plena del acuerdo para evitar un resurgimiento del conflicto.
Un conflicto con raíces profundas
Desde octubre del año pasado, Israel ha librado guerras en dos frentes: contra Hamás en Gaza y contra Hezbolá en Líbano. Mientras Gaza sigue bajo ocupación israelí, Líbano es un Estado soberano. Sin embargo, la resistencia de Hezbolá ha desafiado las capacidades militares de Israel, obligando al ejército a reconsiderar sus estrategias en el norte.
A pesar de su supremacía militar, Israel no logró neutralizar los ataques con cohetes ni controlar las ciudades del sur de Líbano. La presión política, el impacto económico y el agotamiento del ejército influyeron en la decisión del primer ministro, Benjamin Netanyahu, de aceptar el alto el fuego.
Perspectivas inciertas para el futuro
El acuerdo se basa en la Resolución 1701 de la ONU, que puso fin al conflicto de 2006. Sin embargo, su ambigüedad plantea retos para la implementación. Mientras Israel no ha eliminado completamente la amenaza de Hezbolá, la organización ha reducido su postura inicial de continuar los ataques hasta el fin de la guerra en Gaza.
Expertos señalan que factores como el apoyo de Irán a Hezbolá y la inminente campaña presidencial de Donald Trump podrían influir en la estabilidad del acuerdo. Por ahora, ambas partes enfrentan un frágil equilibrio, con esperanzas de que este cese al fuego marque un avance hacia la paz duradera.
Fuente: BBC