Países Bajos – Un informe de la agencia de evaluación ambiental holandesa PBL cuestiona la estrategia del gobierno neerlandés de construir viviendas pequeñas y temporales para enfrentar la creciente escasez habitacional. Aunque el número de hogares unipersonales está aumentando, las viviendas reducidas no son la opción preferida para la mayoría de los ciudadanos, señala el estudio.
“Solo una proporción limitada de quienes buscan vivienda desea expresamente una casa pequeña”, explicó la portavoz de la PBL, Jolien Groot. Además, afirmó que la mayoría de quienes habitan estas unidades optan por mudarse a espacios más grandes en pocos años, lo que evidencia la insatisfacción con este tipo de solución habitacional.
Problemas logísticos y rechazo vecinal
El plan del gobierno contempla la construcción de 100.000 viviendas al año, de las cuales una parte significativa corresponde a las llamadas “casas flexibles”. Sin embargo, estas viviendas temporales requieren los mismos permisos y servicios básicos —como agua y electricidad— que las casas tradicionales, lo que ralentiza su desarrollo.
Asimismo, la ubicación ha generado conflictos. En varios municipios, los terrenos destinados a estas construcciones incluyen parques y campos deportivos, lo que ha desatado oposición vecinal y complicaciones para su implementación.
“Menos atención a las viviendas pequeñas significa menos esfuerzo por construir unidades más grandes”, subrayó Groot. Incluso personas solteras buscan viviendas de entre 50 y 100 metros cuadrados, similares a las demandas de familias más numerosas, agregó.
Según datos oficiales, en 2023 se añadieron 8.000 viviendas flexibles a las 5.000 del año anterior. Sin embargo, su tamaño medio, entre 20 y 30 metros cuadrados, contrasta con los 120 metros cuadrados de la vivienda promedio en el país. El informe advierte que la mayor parte de las viviendas pequeñas se concentran en jóvenes menores de 30 años, lo que cuestiona su viabilidad como solución a largo plazo.
Fuente: Dutch News