BEIRUT – En un dramático desarrollo en el Medio Oriente, Hezbollah lanzó uno de sus ataques más significativos contra Israel, respondiendo al reciente asesinato de su comandante Mohammad Naameh Nasser. Más de 200 misiles y drones cargados de explosivos fueron dirigidos hacia bases militares en el norte de Israel.
Israel admitió haber eliminado a Nasser en el sur del Líbano, desencadenando un aumento alarmante en las hostilidades. A pesar de interceptar muchos proyectiles, no se reportaron víctimas mortales ni daños significativos inicialmente.
Hashem Safiddin de Hezbollah prometió más represalias durante un servicio en memoria de Nasser. Este evento marca el ataque más grave desde octubre del año pasado, cuando un incidente similar desencadenó conflictos en la Franja de Gaza.
Escala a nivel internacional
La escalada ha generado preocupación internacional, con el Secretario General de la ONU advirtiendo sobre el riesgo de un conflicto total en la región. Estados Unidos y Francia están actualmente involucrados en negociaciones intensivas para evitar que la situación se deteriore aún más, temiendo que una guerra abierta pueda extenderse.
Hezbollah justifica sus acciones como solidaridad con Hamás y en respuesta a provocaciones previas de Israel. Israel advierte sobre opciones militares más agresivas si los esfuerzos diplomáticos no resuelven la crisis.
El conflicto ha resultado en desplazamientos masivos de civiles a ambos lados de la frontera. En el norte de Israel, se reportan víctimas que incluyen 16 soldados y 11 civiles muertos. En el Líbano, más de 450 personas, en su mayoría combatientes. Hezbollah es considerado por Israel como su principal amenaza, con un arsenal significativo de cohetes y misiles. Ambos enfrentaron una guerra de un mes en 2006, cuyo conflicto terminó en un punto muerto.
A medida que la comunidad internacional observa con cautela, la atención se centra en los próximos pasos de Israel y Hezbollah, con la esperanza de que se encuentren soluciones diplomáticas para evitar una mayor tragedia en una región ya marcada por décadas de conflictos sectarios y geopolíticos.
Fuente: La Nación